martes, 25 de agosto de 2009

chica vudu


El niño le dice a la niña “Vamos a jugar”
Se conocen jugando, vuelan en un mundo de juguetes, de aviones, pájaros y muñecas.
Suben y bajan árboles, corren y corren por los bosques.
Se encuentran libres y sin máscaras.
Sin papá ni mamá ni hermanos.
Nadie los vigila y pueden pasar horas inventando cuentos sin cansarse.
El niño junta un puñado de flores y las regala a la niña.
La niña va hasta la cabaña, toma una aguja del costurero y se pincha el dedo.
“Quiero que seamos la misma persona” le dice “No hermanos, tampoco esposos, ni siquiera amigos” La sangre, la gota de sangre está pronta a unirse en un hermoso ritual.
Pero el niño no es tan valiente: a él le duelen los pinchazos, y le parece un poco loco que la niña haya hecho eso. El le mira el dedo, quiere unir el suyo pero no se anima.
Quisiera salir corriendo pero no puede parar de mirar el misterio de cómo la gota de sangre se transforma en una lágrima y cae sola.

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